Mauricio Macri avanzó hoy hacia la ruptura total de Pro con Patricia Bullrich, ministra de Seguridad de Javier Milei y excandidata presidencial de Juntos por el Cambio en 2023. Sin margen para sellar un armisticio o explorar una negociación, los dirigentes que responden al expresidente en el partido opositor se disponen a designar a Martín Yeza, un dirigente de confianza de Macri, como nuevo conductor de la Asamblea Nacional de Pro.
Tal como se esperaba, el mitin que se realiza en el Abasto Hotel comenzó con una tensa discusión entre macristas y bullrichistas, lo cual demora la instancia de la votación. Hubo gritos y reproches cruzados. “¡Que se vote!”, exclamaron los seguidores de Macri. Minutos después de las 11.30, los dirigentes que lidera Bullrich se retiraron de la Asamblea. Aseguraron que no se irán de Pro, pero denunciaron que el macrismo incumplió un acuerdo y apeló a las viejas prácticas de la política para vaciar de poder a la ministra.
Luego, los asambleístas del macrismo apoyaron la postulación de Yeza. Niegan que hayan echado a Bullrich.
De esta manera, Macri, quien logró recuperar el dominio de su partido y tomó el control todos los dispositivos internos de poder, corre a Bullrich de los puestos de relevancia de su fuerza en plena discusión sobre el futuro del vínculo de Pro con La Libertad Avanza (LLA), el espacio que lidera Milei. Es una jugada que tiene un alto valor simbólico y que anticipa la pulseada con los libertarios por el armado electoral de 2025. En Pro y LLA nadie descarta que el escenario de esa batalla sea la Capital, donde los arquitectos del Presidente evalúan impulsar como candidatos a Manuel Adorni, Karina Milei o Bullrich.
El cónclave de la convención partidaria se realizó bajo un clima de fuerte tensión en la cúpula de Pro. Es que Bullrich, que publicó una carta en la previa para fijar su posición, considera que Macri rompió el acuerdo de palabra que habían sellado sus armadores en marzo pasado cuando consensuaron una lista de unidad para renovar la jefatura de la fuerza y, de esa manera, evitar una elección interna.
La senadora nacional Guadalupe Tagliaferri, cercana a Horacio Rodríguez Larreta, abandonó el lugar con críticas a los dos bandos que se enfrentan. Dejó una nota en la que explicó su decisión de abstenerse. Lo mismo harán otros larretistas, como Claudio Romero.
Ahora resta saber si Bullrich, quien le promete lealtad y apoyo sin condicionamientos a Milei y rechaza la postura equidistante de Macri con el gobierno de los libertarios, dará el portazo y arrastrará a sus fieles del partido que supo conducir hasta hace pocos meses. Por ahora, sus allegados se muestran cautos y chicanean al expresidente: lo acusan de actuar como si fuera un “dueño” o de haber convertido a Pro en un “club de amigos”.
“¿Por qué no cumplen con la palabra y un acuerdo que fue público? Mauricio se quiere quedar con la superestructura; es el mismo error que cometió Horacio [Rodríguez Larreta] en 2023. Vayamos a una interna y veamos con quién está la gente”, despotrica uno de los colaboradores más estrechos de Bullrich.
Según fuentes cercanas a Macri, una mayoría de los asambleístas -estiman que más de 140 de unos 200 que están habilitados para votar- se expresarán a favor de que Yeza sea el nuevo titular de la convención, que ejerce un rol clave en los años electorales a la hora de aprobar las alianzas. El macrismo argumenta que un 90 por ciento de Pro responde al expresidente y rechaza la idea de Bullrich de fusionarse con los libertarios. Cerca de Macri deslizan que la ministra perdió apoyo entre los asambleístas del interior del país o los distritos más poblados ya que no consiguió lugares para la dirigencia de Pro en el Gobierno y priorizó a su círculo íntimo.
Los feligreses del exmandatario consideran que Bullrich no logró cosechar adhesiones entre gobernadores, intendentes o legisladores, pese a que estuvo cuatro años al frente de Pro y fue la candidata presidencial de JxC. Creen que solo una porción minoritaria del partido responde a ella. De hecho, el expresidente tiene el respaldo de las principales figuras de su fuerza, como los gobernadores Rogelio Frigerio e Ignacio Torres o el jefe porteño Jorge Macri, una amplia mayoría de intendentes y autoridades parlamentarias. No obstante, hay macristas con poder territorial y aspiraciones electorales que no comparten la decisión de Macri de expulsar a Bullrich y diferenciarse de Milei. Además, hay decenas de dirigentes con pasado en Pro que ocupan cargos en el gobierno de Milei.
Hoy, los bullrichistas irán con los tapones de punta a la cumbre partidaria. No solo dirán que Macri no cumplió su palabra, sino que apeló a viejas prácticas de la “casta” política para quedarse con la Asamblea. Sostienen que el forzó una cumbre presencial y que los aliados del expresidente habrían costeado los pasajes y estadía de los asambleístas que viven en el interior para garantizarse que estén presentes hoy en Buenos Aires. “¿Para esos quieren los fondos de coparticipación de la ciudad?”, desafían. Hoy, el diputado nacional Damián Arabia, aliado de Bullrich, cuestionó a Macri directamente. “Sus declaraciones no fueron las más adecuadas”, dijo.
Entre los altos mandos de Pro hay incertidumbre no solo por los costos políticos que pueda pagar el espacio ante su electorado por reflotar una interna partidaria en medio de los temblores económicos y cambiarios que sufre Milei, sino por las consecuencias que tendrá en el seno de la estructura partidaria la decisión de Macri de apartar a Bullrich, una de las dirigentes nacionales con altos niveles de aprobación, según las encuestas. Por caso, hay dudas respecto de si quebrará la bancada nacional de Pro o si la jugada macrista repercutirá en la Legislatura porteña, donde Jorge Macri enfrenta un escenario ajustado para aprobar leyes y Bullrich tiene representantes.
Los integrantes de la tropa de Macri aspira a correr a Bullrich de los cargos de relevancia de Pro porque están convencidos de que la ministra de Seguridad busca licuar el poder del partido que fundó el expresidente y fusionarse con La Libertad Avanza en las elecciones de medio término del año próximo. Macri no está dispuesto a someterse a Milei ni a permitir que los libertarios profundicen la cooptación de dirigentes propios sin negociar un acuerdo partidario para co-gobernar o confluir en las legislativas de 2025. “Ahora Milei sabe que Patricia no maneja a Pro”, advierten.
De hecho, frente al destrato que mostró el Presidente hacia Pro, pese al respaldo que le dieron al oficialismo los bloques macristas en el Congreso en la votación de la Ley Bases o el paquete fiscal, Macri salió ayer a tomar distancia de la Casa Rosada por primera vez desde que Milei asumió su cargo. Lo hizo con un pronunciamiento público en el que le reclamó al Gobierno que cumpla con la sentencia de la Corte Suprema de Justicia y gire los fondos de coparticipación a la Ciudad, fortaleza política de Pro. Macri considera que le había dado un ultimátum a sus aliados y que no hubo respuestas. “Ya pasaron siete meses, hay que respetar la institucionalidad”, argumentó ante sus íntimos.
La batalla soterrada entre Macri y Bullrich por el poder de Pro, el principal socio de Milei en el campo de la oposición dialoguista, duró siete meses. La trama de traiciones y acusaciones cruzadas terminó separando a los dos dirigentes más influyentes de Pro.
Primero, Macri y los suyos limitaron la injerencia de Bullrich en la designación de autoridades que acompañan a Macri en el Consejo Directivo. Luego, marginaron a Damián Arabia, vicepresidente segundo y escudero de la ministra. Por último, forzaron una renovación de autoridades en Buenos Aires para colocar a Cristian Ritondo como el nuevo jefe partidario en reemplazo de Daniel Reich, aliada de Bullrich y Diego Valenzuela, intendente de Tres de Febrero. Esa maniobra fue el punto más álgido de la pelea y generó una fisura en la bancada de diputados de Pro.
El único aliado de Bullrich que se mantuvo prescindente en el recambio de jefes de Buenos Aires fue Ramón Lanús, intendente de San Isidro.
Macri se fue anoche a España en la antesala del “Pacto de Mayo”. Quienes lo rodean aseguran que se alista para una batalla con su expupila electoral, pero está decidido a firmar el divorcio y demostrarle a Milei que él comanda Pro. “Podemos integrar un frente en 2023 con Milei, pero no nos vamos a pintar de violeta como Patricia”, avisan.
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